Una de las dolencias más comunes en verano es la otitis externa aguda u otitis de piscina. Esta infección, provocada por diferentes tipos de gérmenes u hongos, produce una inflamación del canal auditivo que puede agravarse si no se trata de forma adecuada. Es más habitual en niños/as que en adultos, ya que son los que más tiempo pasan en el agua durante la época estival.

Claves para prevenir la otitis en verano

Para saber cómo prevenir y tratar esta dolencia tan típica del verano, hemos recurrido a la doctora María José Hernández García, otorrinolaringóloga del Hospital Universitario Infanta ElenaEste enlace se abrirá en una ventana nueva, quien nos ha dado las siguientes recomendaciones.

Mantener el oído limpio

Es importante cuidar el canal auditivo y mantenerlo limpio para evitar tener exceso de cerumen, ya que este favorece la aparición de la otitis. Los cuidados se han de mantener a lo largo de todo el año, pero es recomendable reforzarlos en verano, especialmente en el caso de menores que acudan con asiduidad a piscinas, playas o lagos.

Secarse bien después de salir del agua

Debemos secar bien sus oídos con una toalla limpia al salir del agua. Si después de hacerlo el niño/a sigue teniendo la sensación de que ha quedado agua dentro de su canal auditivo, podemos utilizar el secador de pelo para tratar de eliminarla. Lo utilizaremos durante unos minutos, en la potencia más baja y colocándolo a una cierta distancia para evitar quemaduras.

Consejos para evitar las otitis de piscina en niños

No utilizar bastoncillos

Los bastoncillos sólo deben utilizarse para limpiar los pliegues externos de la oreja, pero nunca el interior del oído. Tampoco deben utilizarse para secar la humedad o el agua ya que, en vez de ayudarnos a ello, pueden agravar una posible infección: cuando introducimos el bastoncillo empujamos cerumen con gérmenes hasta el interior del oído. Además, si los utilizamos de forma inadecuada podemos llegar a provocar una rotura del tímpano.

Usar tapones

El uso de tapones puede proteger a niños y niñas que ya han sufrido otitis de piscina con anterioridad o que son propensos a cogerlas. También es recomendable que los utilicen menores que tienen drenajes como consecuencia de alguna intervención o que sufren alguna patología como la dermatitis.

Evitar zambullidas violentas y bucear en exceso

A los pequeños les encanta saltar al agua y pasar horas buceando, pero esto puede ser perjudicial para sus oídos. Cuando se sumergen en el agua de forma brusca (por ejemplo, al tirarse de cabeza) es más fácil que entre agua en su canal auditivo, lo que aumenta las posibilidades de sufrir otitis. Por otro lado, cuando bucean o están mucho rato debajo del agua aumenta la presión, facilitando la entrada de agua en el canal auditivo y, consecuentemente, la aparición de otitis.

Medidas de salubridad e higiene de la piscina

Es importante comprobar que el agua en la que van a bañarse cumple todos los estándares de higiene ya que, aunque pueden coger la otitis bañándose en una piscina con agua limpia, es más probable que la desarrollen si se bañan en una con agua en mal estado o que no cumple los requerimientos de higiene adecuados.

Tratar la otitis

Si a pesar de haber puesto las medidas preventivas necesarias nuestro hijo o hija acaba con el temido dolor de oído, deberemos actuar para tratar de aliviar sus síntomas y curar la infección. Como es natural, será el especialista quien prescriba la medicación necesaria, pero el tratamiento más habitual en estos casos es combinar el uso de antibióticos -ya que la otitis suele ser de origen bacteriano- con analgésicos que ayuden a disminuir el dolor. Los antibióticos en gotas resultan más efectivos que los administrados por vía oral porque se deposita el fármaco directamente en el oído, con lo que llega de forma más inmediata y directa a la zona afectada.

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