En plena primavera es cuando aparecen los continuos picores en la nariz y la piel, la congestión nasal y la conjuntivitis alérgica, y por tanto cuando muchas personas se plantean posibles soluciones para las alergias y, en definitiva, mejorar su situación. Pero el polen no es el único en causar este tipo de problemas, sino que también hay otros alérgenos que complican la vida a un considerable porcentaje de la población, que busca cómo tratar esta enfermedad.

Afortunadamente, sí existe un tratamiento para aliviar los síntomas de las alergias, no solo primaverales, sino a aquellas debidas a otras sustancias como las inhaladas en el ambiente o el veneno de las abejas y avispas. Se trata de la vacunación antialérgica o inmunoterapia, que consiste en aplicar pequeñas cantidades del alérgeno que provoca reacción en el paciente. Se suministra de forma progresiva para que el nivel de sensibilización disminuya y, así, conseguir que el organismo se vaya habituando hasta que finalmente no reaccione.

Para resolver las dudas sobre las vacunas antialérgicas, hemos hablado con el doctor Alfons Malet i Casajuana, jefe del servicio de Alergia e Inmunología Clínica del Centro Médico TeknonEste enlace se abrirá en una ventana nueva, quien explica en qué consisten, en qué casos pueden aplicarse y sus beneficios.

Vacuna antialérgica

¿Cuándo se recomienda la vacuna antialérgica?

Las terapias de vacunación se indican para casos de asma bronquial y rinitis alérgicas, y para pacientes alérgicos a los insectos himenópteros, como las abejas y las avispas. Recientemente también se prueba su uso para alergias a ciertos alimentos, entre ellos, el melocotón. A todo esto, hay que añadir que no en todos los casos está indicada la vacunación antialérgica, es necesario que el paciente reúna ciertas características para optar a este tratamiento.

Requisitos para la vacunación

Podemos señalar algunas características que deben tener los pacientes:

  • Sufrir una alergia causada por una reacción inmunológica mediada por la inmunoglobulina E, o IgE, y que esté comprobado mediante pruebas cutáneas, análisis y, en caso de que se pidan, pruebas de provocación.
  • Identificación del alérgeno. Es importante conocer las sustancias específicas que producen la reacción y que haya extractos estandarizados adecuados para llevar a cabo el tratamiento sistémico.
  • Cuidado con la deficiencia inmunológica. Es necesario no encontrarse en una situación de bajada de defensas del sistema inmune.
  • Analizar riesgos y ventajas. Hay que valorar los pros y los contras, y confirmar que los beneficios son mayores que el riesgo.
  • Conscientes del proceso. El último requisito es, precisamente, que la persona alérgica o la familia, si se trata de un menor de edad, sepan todos los detalles de la inmunoterapia y confirmen que están de acuerdo. Además, es necesario que puedan hacer posible la aplicación correcta del tratamiento y acudan a las revisiones con nuestros alergólogos para el control y la adecuación de este.

¿Cómo se aplica la inmunoterapia?

Se administra a través de dos vías:

  • Inyección subcutánea
  • Administración sublingual, es decir, debajo de la lengua

La más habitual es la vacuna inyectable con extractos de depósito. También es la que puede provocar más efectos secundarios, que son mínimos y, en la mayoría de las ocasiones, se trata de una simple reacción localizada en la zona donde se aplica la inyección.

Efectos secundarios de la vacuna para la alergia

Aunque no son frecuentes, podemos observar los siguientes:

  • Urticaria local y rinitis, con una intensidad leve.
  • Asma o angioedema, con una intensidad moderada.
  • Reacción anafiláctica, con intensidad severa.

Cuando se aplica la vacuna, se recomienda al paciente quedarse en la consulta media hora para observar las posibles reacciones que puedan aparecer después de su aplicación.

Tratamiento: periodicidad y recomendaciones

Es necesario valorar el caso concreto del paciente para establecer, de forma específica, cada cuánto se debe aplicar. En líneas generales, podemos indicar que se suministra progresivamente durante el año, aunque también puede recomendarse unas pautas, que se conocen como "preestacionales", en las personas con alergia a los pólenes de plantas o árboles como el ciprés, cuya polinización ocurre en periodos breves.

Se trata de una terapia larga que requiere varios controles al año por parte de nuestros alergólogos, sobre todo en el período de inducción, hasta alcanzar la cantidad que corresponde al mantenimiento. De hecho, hay que administrar la inmunoterapia durante tres años, como mínimo, para afianzar los efectos sobre el sistema inmunológico.

Por estos motivos, es importante que el paciente tome conciencia de ello, acuda a la consulta y colabore durante el proceso. Asimismo, recibirá la ayuda que necesite por nuestros especialistas, que también resolverán todas sus dudas.

¿Cuándo se observan los resultados?

Se necesitan algunos meses de tratamiento para comprobar sus beneficios en el paciente, pero, como señalábamos anteriormente, los resultados óptimos se consiguen normalmente entre los tres y los cinco años después de comenzar con la terapia. Hay que añadir que las personas con un único tipo de alergia obtienen mejores resultados, aunque también es cierto que existe la posibilidad de aplicar dos alérgenos o más al mismo tiempo, logrando su desensibilización.

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