Afortunadamente, pese a que el número de casos de cáncer de mama va en aumento, también se está incrementando el índice de supervivencia, que alcanza casi el 90% a los cinco años. Pero la alegría de la recuperación se suele ver empañada por las dificultades que presenta la "vuelta a la normalidad", que no siempre es realmente una normalidad. Para hablar de estas cuestiones hemos recurrido a nuestra especialista en psicooncología, Nuria Javaloyes Bernacer, del Hospital Quirónsalud TorreviejaEste enlace se abrirá en una ventana nueva.

¿Se puede verdaderamente hablar de una vuelta a la normalidad tras un cáncer de mama?

Recuperar la normalidad tras el cáncer de mama

El problema es que la supuesta normalidad ya no es la que era tras la enfermedad y existen innumerables aspectos que dificultan la adaptación, como volver al trabajo o enfrentarse a haberlo perdido, vivir con las secuelas físicas, regresar a una vida social activa o aceptar los cambios en las relaciones familiares. Los entornos familiar, social y laboral a menudo se hacen complicados y la persona se siente desprotegida y vulnerable, y todo lo que le rodea se convierte en retos.

Pero lo más importante es que la propia persona que ha pasado por el cáncer, ya no es la misma. La quimioterapia, radioterapia, cirugías, miedos, ansiedades, esperas, incertidumbres… son experiencias que cambian a la mujer que sobrevive al cáncer de mama.

Dificultades físicas a las que se enfrenta una mujer expaciente de cáncer

  • Linfedema. Justo debajo de la piel se pueden acumular líquido linfático, en los tejidos adiposos, lo que produce hinchazón en uno de los brazos y suele ir acompañado de dolor a la movilización. Además, es un problema limitante, ya que se desaconseja hacer fuerza con el brazo afectado, levantar peso, etc
  • Menopausia precoz producida por el tratamiento.
  • "Chemo-brain". La quimioterapia puede producir cambios cognoscitivos que incluyen dificultad con: la memoria a corto plazo, trabajos múltiples, el aprendizaje nuevo, comprensión lectora, trabajar con números y también se puede presentar una disminución de la capacidad de la concentración. Si bien es cierto que estos inconvenientes suelen desaparecer a corto-medio plazo, pueden implicar dificultades para incorporarse a la vida laboral habitual.

Recomendaciones para que la adaptación sea más fácil

  • Vivir en el presente, aquí y ahora. Se puede recurrir a prácticas como el mindfullness, que puede resultar de ayuda.
  • Disfrutar de los seres queridos. El cáncer suele actuar como un filtro que distingue las relaciones personales auténticas de las que no lo son, por lo que ahora podemos centrarnos en las primeras.
  • Reflexionar sobre lo que ha pasado. Ahora que ya ha pasado el tratamiento y las muchas emociones vividas, nos damos cuenta de que han pasado de manera rápida sin apenas asumirlas, por lo que detenerse a entenderlas y procesarlas ayudará a integrarlas en la nueva vida.
  • Hablar sobre los sentimientos. Expresarlos y ponerles nombre: miedo, alegría, esperanza, tristeza, ilusión, etc.
  • Mejorar el autocuidado. Centrarnos en nuestra salud más directa: alimentación, sueño, descanso, ejercicio físico…
  • Recapacitar sobre el cambio de valores. ¿Hacia dónde quiero dirigir mi vida? ¿En qué quiero invertir mi tiempo?
  • Respetar el propio ritmo. Cada persona tiene el suyo y es importante no forzarlo. Con tranquilidad, traducir en conducta los cambios que hemos planeado hacer.

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