Las personas con parálisis facial no reconocen su imagen en el espejo e incluso sienten que han perdido ciertas expresiones características. Esto se debe a que esta enfermedad afecta a la funcionalidad de la musculatura de la cara, de forma unilateral o bilateral, y, como consecuencia, se sufren deformidades en el rostro.

Al año pueden producirse alrededor de 15 a 35 casos por cada 100.000 habitantes. La prevención es muy complicada, y su abordaje es complejo y multidisciplinar. Afortunadamente, cada vez se diagnostica antes y se administran tratamientos personalizados.

La doctora Laura Garrido García, especialista en Otorrinolaringología, señala que "si la parálisis se trata antes de los dos años de evolución, los resultados son mucho más prometedores". Además, como añade la doctora Lorena Flor Pingarrón Martín, especialista en Cirugía oral y maxilofacial del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, "los facultativos de Atención Primaria, Urgencias y Neurología detectan más y mejor estos casos".

Síntomas de parálisis facial y sus tipos

Principales signos de la parálisis

  • Falta de movilidad en la ceja
  • Complicación para guiñar el ojo y cerrarlo
  • Dificultad para soplar o silbar
  • Cara flácida y sin movimiento
  • Pérdida de fuerza cuando se cierra el labio
  • No se ven las arrugas habituales en la frente

Efectos de la parálisis facialEfectos de la parálisis facial

Dos tipos de parálisis facial

  • Central, cuyos enfermos mantienen la movilidad frontal.
  • Periférica, que repercute en la musculatura superior e inferior del rostro.

Causas de la parálisis facial periférica

En este tipo de parálisis, conocida por sus siglas PFP, es esencial conocer el origen, ya que puede determinar la evolución de la enfermedad.

Clasificación de PFP

  • Primaria. Nuestra otorrinolaringóloga nos indica que "la forma más frecuente de PFP es la primaria o idiopática, de causa desconocida -aunque la viral (virus herpes simple tipo 1) es la más vinculada-, y también la de mejor pronóstico".
  • Secundaria, es decir, asociada a cuadros de tipo:
    • Neurológico, como puede ser el ictus o la esclerosis múltiple.
    • Otológico, es decir, patologías del oído, como es el caso del colesteatoma.
    • Infeccioso, como herpes zoster, varicela, rubeola y VIH.
    • Sistémico, como la leucemia y las enfermedades autoinmunes.
    • Sindrómicos.
    • Neoplásico, en determinados tipos de tumor.
    • Traumatológico.

Para tratar la parálisis facial periférica existen dos tipos de abordaje, ambos de larga duración y que necesitan complementarse con rehabilitación:

Tratamiento médico

Consiste en la administración de corticoides, antivirales y antibióticos que prescribe nuestro especialista para pacientes de causa primaria. Nuestra cirujana apunta que "si su administración se inicia de forma precoz y adecuada, este tipo de parálisis facial se resuelve muy bien, detectándose mejoría a las tres semanas de tratamiento en un 90 % de los casos".

Ilustración del sistema nerviosoIlustración del sistema nervioso

Tratamiento quirúrgico

Se plantea en los casos que:

  • No se producen mejoras después de un tiempo del tratamiento anterior.
  • Sufren nuevos episodios.
  • Puede tratarse de una parálisis facial periférica secundaria.

Se trata de un abordaje quirúrgico, que es opcional y que está relacionado con técnicas de reinervación, es decir, de implantación de un nervio.

En un primer momento, se trata el nervio facial y, en caso de que no evolucione positivamente, el músculo afectado por la parálisis.

Con este tratamiento, el grado máximo de parálisis VI puede mejorar al grado II o III. No obstante, hay que tener claro que el resultado no se obtiene inmediatamente, como puntualizan nuestras doctoras, "los nervios tardan mucho en regenerarse, pero los pacientes están muy satisfechos".

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