Las setas son nutritivas, saludables y muy sabrosas. Hay tantas variedades para elegir que podemos encontrarlas con diferentes formas y colores. Sin embargo, no todas son comestibles, existen variedades venenosas, cuyo consumo puede resultar muy dañino para la salud.

En esta época, además, es habitual recogerlas en las zonas silvestres donde podemos cruzarnos con variedades comestibles, pero también con otras muy tóxicas. Por eso, es importante reconocer las que sí se pueden comer de las que no, aunque no siempre es tan fácil como se cree.

Conoce las recomendaciones de los especialistas sobre el consumo de setas, el valor nutricional de este alimento de otoño y una receta fácil para incorporarlo a la dieta.

Setas comestibles vs venenosas

Aunque a menudo nos referimos a las setas como hongos, lo cierto es que la seta es el fruto o reproductor del hongo. Desde el servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Quirónsalud San JoséEste enlace se abrirá en una ventana nueva nos explican que los hongos comestibles son organismos pluricelulares formados por dos partes: una subterránea llamada micelio, y otra visible denominada seta, cuyo consumo está muy extendido.

Setas comestibles: características y beneficiosSetas comestibles: características y beneficios

Existen diferentes especies de setas, que pueden tener diferentes colores y formas, con tallos gruesos o aspectos redondeados. Pero lo fundamental es reconocer cuáles son comestibles de las que no lo son, especialmente si vamos a recogerlas de zonas silvestres. "Debemos tener muy claro si son hongos comestibles o no, ya que hay variedades que son venenosas y pueden dar lugar a intoxicaciones, o incluso ser causa de fallecimiento", matizan los especialistas.

Entre las variedades de setas muy tóxicas, encontramos Amanita faloides y Amanita muscania. Para diferenciarlas, es necesario prestar atención a las escamas, el anillo, la volva y las laminillas, que son elementos de las setas. Sin embargo, no siempre es fácil reconocer las especies comestibles de las venenosas. Por eso, los especialistas nos recomiendan recoger las setas comestibles más habituales y centrarnos solo en ellas: "Hay que tener especial precaución si va a ser uno mismo o algún conocido el que va a recolectar los hongos al campo".

En cualquier caso, ante la sospecha de una intoxicación, es vital acudir a urgencias rápidamente para su valoración.

Setas muy populares en la cesta de la compra

De todas las setas comestibles, las que encontramos de forma habitual en los supermercados o establecimientos son Pleurotus ostreatus y Boletus.

La primera recibe este nombre, precisamente, porque tiene una forma similar a la de una ostra, con un color gris claro en su parte superior y un sombrero irregular de 8 a 15 centímetros. Se trata de la seta más comercializada y podemos disfrutar de ella todo el año. En cambio, en su versión silvestre solo la encontramos durante el periodo de otoño e invierno. Otros datos curiosos de esta seta comestible son que se cría en grupos y se ubica en los troncos muertos de árboles como hayas, olmos, chopos y tilos.

En cuanto al boletus, también se ha convertido en un alimento muy popular en nuestra gastronomía por su exquisito sabor.

Valor nutricional de los hongos

Estos alimentos típicos de otoño contienen:

  • Pocas calorías. Por lo que son un alimento idóneo para dietas hipocalóricas. En concreto, los especialistas afirman que los hongos proporcionan entre 25 y 35 calorías por cada 100 gramos. Asimismo, están formados por un 90% de agua.
  • Hidratos de carbono. Representan el 4-6% de la composición de los hongos, y, en su caso, no hay almidón, como sí ocurre en las hortalizas en general. Además, proporcionan muy poca cantidad de fibra.
  • Proteínas. Las proteínas que contienen son de bajo valor biológico, y representan entre un 2-4% de su composición total.
  • Otros datos. Los hongos también están compuestos de quitina y lípidos, y contienen muy poco colesterol total.
  • Vitaminas hidrosolubles. Proporcionan tiamina, riboflavina, niacina, vitamina B6 y folatos.
  • Minerales. En su composición encontramos una pequeña cantidad de minerales como fósforo, potasio, hierro, cobre y zinc.

Receta de champiñones rellenos a la albahaca

Una forma sencilla de preparar estas setas:

Lista de ingredientes

  • 11 champiñones de gran tamaño
  • 3 tomates maduros
  • 1 calabacín
  • 2 dientes de ajo
  • 6 cucharadas de aceite de oliva
  • 3 ramitas de albahaca
  • Vinagre de Jerez (usaremos un chorrito)
  • Limón
  • Pimienta negra
  • Sal

Champiñones rellenos, paso a paso

  1. Limpia los champiñones. No hace falta dejarlos en remojo. Solamente debes quitar la base terrosa y pasarlos bajo el grifo.
  2. Reserva los "sombreros" de los champiñones para el final. Una vez limpios, separa los tallos y pícalos, dejando aparte los "sombreros".
  3. Prepara la albahaca. Debes lavarla, secarla y picar dos ramitas.
  4. Prepara los tomates, el calabacín y los ajos. Comienza lavando los tomates, después quítales la piel y las semillas. Puedes continuar con el calabacín: lávalo y córtalo en forma de dados pequeños. Y, por último, pela y pica los ajos.
  5. Precalienta el horno a 180º.
  6. Saltea las verduras. Añade dos cucharadas de aceite de oliva en una sartén y saltea en ella las verduras. También es el momento para salpimentarlas. Cuando veas que empiezan a estar blandas, incorpora la mitad de la albahaca picada.
  7. Salpimenta ligeramente los "sombreros" de los champiñones. Después, usa el zumo de limón para regarlos, lo que evita que se oscurezcan mucho durante la cocción. A continuación, rellénalos con el salteado de verduras.
  8. Hornea. Unta con unas gotas de aceite un recipiente para el horno y, después, coloca los champiñones rellenos. Por último, mételos al horno durante un cuarto de hora.
  9. Prepara el aliño. Mientras tanto, puedes preparar el aliño batiendo el aceite y la albahaca picada que han sobrado, junto a un chorrito de vinagre de Jerez. Saca los champiñones del horno y, cuando vayas a servirlos, riégalos con el aliño.
Etiquetas