Ahorrar y comer sano es compatible, solo hay que aplicar unas sencillas medidas de ahorro. La clave está en realizar una correcta planificación, tal como nos señala Marta Barrena Campos, nutricionista del Centro Médico Quirónsalud Tres CantosEste enlace se abrirá en una ventana nueva y del Complejo hospitalario Ruber Juan BravoEste enlace se abrirá en una ventana nueva: "El principal consejo es planificar los menús semanales y elaborar la lista de la compra para que, cuando vayamos al supermercado, compremos estrictamente lo que está anotado, evitando caprichos".

Además, algunas de estas medidas de ahorro ayudan a promover una dieta más sostenible para el planeta. Según nos explica el equipo de Endocrinología del Centro Médico Quirónsalud Tres Cantos: "Una alimentación se considera sostenible cuando durante su producción se ha reducido el impacto medioambiental, no se agotan los recursos naturales y se respeta la biodiversidad".

Recopilamos las mejores pautas para ahorrar y llevar una alimentación saludable y variada.

9 trucos para ahorrar en alimentación y comer sano

Para llevar una alimentación sana no es necesario adquirir los alimentos más caros e inaccesibles, y tampoco hace falta comprar grandes cantidades de diferentes alimentos para mantener una dieta variada. Para conseguirlo, y al mismo tiempo gastar menos en la cesta de la compra, podemos aplicar una serie de medidas:

  1. Planifica los menús de la semana. Para ello debes tener en cuenta el número de miembros de la familia y sus edades, y con esta información calcula e identifica las cantidades. Esto también te permite planificar una dieta más variada, adaptando correctamente el tamaño de las raciones.
  2. Revisa la despensa, la nevera y el congelador. Antes de preparar la lista de la compra, comprueba los productos y alimentos que todavía no hayas gastado y que podrías utilizar. Igualmente, observa las fechas de caducidad para consumir primero aquellos que estén próximos a caducar. De esta manera, evitarás comprar cosas que ya tienes en casa y, al mismo tiempo, reducirás el desperdicio de alimentos.
  3. Escribe la lista de la compra. Una vez que tienes el menú planificado y toda la despensa revisada, prepara la lista de la compra. Esto no solo te permite ahorrar dinero sino también tiempo. En ella debes incluir todo lo que te hace falta para preparar las comidas que has planificado. En este sentido, la nutricionista Elena Pérez Montero, del Hospital Universitario Quirónsalud MadridEste enlace se abrirá en una ventana nueva y del Complejo hospitalario Ruber Juan BravoEste enlace se abrirá en una ventana nueva, nos recomienda hacer la lista de la compra con lo que necesitamos y ceñirnos a ella.Cómo ahorrar en la cesta de la compraCómo ahorrar en la cesta de la compra
  4. Atento a las ofertas. En ocasiones, revisar las ofertas de los mercados y supermercados te puede ayudar a gastar un poco menos. Eso sí, como nos advierte nuestra especialista Barrena: "Vigila las ofertas, pero evita caer en la compra compulsiva para que no terminen en la basura después".
  5. Prioriza alimentos de temporada y de proximidad. Son clave para mantener una alimentación saludable y, además, se encuentran a mejor precio. Al respecto, Belén Fontán Calvo, nutricionista del Complejo hospitalario Ruber Juan BravoEste enlace se abrirá en una ventana nueva, nos apunta que uno de los principales factores a tener en cuenta es el producto de temporada; en enero, por ejemplo, la coliflor, el repollo y otras crucíferas están en su mejor momento y cunden mucho. Igualmente, Elena Pérez también nos aconseja comprar alimentos de proximidad, que podemos encontrar en los mercados con buenas ofertas.
  6. Evita productos cortados, listos para consumir o precocinados, que son menos económicos. Cada vez es más habitual encontrar frutas cortadas en trozos y envasadas, hortalizas cortadas o en láminas, así como otros productos listos para su consumo. Pero, aunque es cierto que pueden ayudarte a ahorrar tiempo, también resultan más caros que las materias primas. Por eso, es preferible comprar el producto entero y prepararlo en casa, ya sea cortando las verduras en cuadrados o en láminas, fileteando las pechugas de pollo o de pavo, preparando patés caseros, como el de castañas, etc.
  7. Evita comprar caprichos. Un truco para no añadir al carro productos o alimentos que no necesitamos es no acudir al supermercado con el estómago vacío. La sensación de hambre puede motivar no solo que compres alimentos que no necesitas, sino también que elijas justo los menos saludables.
  8. Organiza la despensa y la nevera. No olvides ordenar correctamente los alimentos y productos que acabas de comprar, ya que esto te ayudará a prevenir el desperdicio alimentario. Una forma de organizarte es situar delante los productos con fecha próxima de consumo, así como seguir el orden planificado para el menú semanal.
  9. Ahorra en el consumo energético. El horno es uno de los electrodomésticos más utilizados para la cocción de alimentos, y uno de los más sanos, pero también puede conllevar un mayor gasto en la factura de la luz. Para evitarlo, Barrena nos recomienda calentar el horno a la temperatura que necesitamos para la receta, así como aprovechar el calor residual: "Cuando consideres que queda poco tiempo de cocción, apaga el horno y que se termine de cocinar con el calor que ya se ha generado".

Compra saludable: qué debe incluir

  • Productos frescos. Aquí se incluyen frutas, verduras y hortalizas, carnes, pescados, huevos y productos lácteos, como yogur o queso.
  • Cereales integrales. Por ejemplo, arroz, pasta, quinoa, etc.
  • Legumbres secas. Existe una gran variedad, como alubias, lentejas o garbanzos. Una vez cocidas pueden convertirse en ingrediente para platos principales, como alubias condimentadas, o para snacks saludables, como el hummus.
  • Condimentos, especias y hierbas aromáticas. Puedes añadirlas a tu gusto en los platos, consiguiendo nuevos aromas y sabores.
  • Conservas y envasados. Pueden ser de pescado, como atún, sardinas o mejillones; verduras, como pimientos asados, judías verdes o tomate triturado natural; y legumbres, como garbanzos cocidos.
  • Frutos secos. Por ejemplo, puedes incluir frutos secos crudos o tostados, o cremas de frutos secos que contienen los frutos secos como únicos ingredientes.
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