A día de hoy todavía existen falsas creencias muy arraigadas sobre el mal de Alzheimer, una grave enfermedad neurodegenerativa que causa trastornos en la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Se estima que afecta a 40 millones de personas en el mundo, pero esta cifra podría aumentar debido al envejecimiento de la población.

El diagnóstico de alzhéimer genera dudas e incertidumbres no solo en los pacientes sino también en los familiares, que, en ocasiones, hacen referencia a creencias ya obsoletas. Por eso, hemos contactado con el doctor Ignacio Illán Gala, jefe de la unidad de la MemoriaEste enlace se abrirá en una ventana nueva del Hospital El Pilar, quien nos ayuda a desmontar 5 afirmaciones falsas sobre la enfermedad de Alzheimer.

Evita estas 5 afirmaciones sobre la enfermedad de Alzheimer

1. El diagnóstico de alzhéimer solo ocurre en los ancianos dependientes

Este falso mito se debe a que, durante las décadas de los 80 y los 90, el alzhéimer se consideraba como una forma de demencia, por lo que, para ser diagnosticado, era necesario que el paciente mostrara una pérdida de autonomía.

Sin embargo, en la actualidad esta enfermedad neurodegenerativa se explica por el acúmulo de dos proteínas anormales en el cerebro, que son:

  • Proteína amiloide, que se acumula fuera de las neuronas
  • Proteína tau, que se acumula en el interior de las neuronas

Para detectar estas proteínas contamos con una serie de pruebas de imagen cerebral, como la tomografía por emisión de positrones, así como otras técnicas para detectarlas en el líquido cefalorraquídeo. También las analíticas de sangre ofrecen una información muy interesante, aunque la disponibilidad de estas mediciones se limita al estudio de investigación, por el momento.

5 falsas creencias sobre el Alzheimer

Todo ello, aplicado de manera correcta, facilita el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer en una fase precoz, de deterioro cognitivo leve, en la que la persona está capacitada para tomar decisiones a futuro.

2. El alzhéimer y la demencia senil son lo mismo

Antes era habitual emplear la expresión "demencia senil" con las personas que presentaban un deterioro cognitivo después de los 65 años. Pero es importante no caer en este error, puesto que esto es una forma de generalizar y de agrupar diferentes patologías sin identificar, lo que impide que las personas afectadas obtengan un diagnóstico correcto y, por tanto, la terapia adecuada para ello.

Además, hoy sabemos más datos, como que la edad media del diagnóstico del alzhéimer se sitúa en torno a los 70 años, y, por otra parte, que existen una serie de factores que pueden favorecer la aparición del deterioro cognitivo con la edad, pero que son prevenibles, como:

  • Infartos cerebrales
  • Tensión arterial alta
  • Fumar
  • Traumatismos craneales

En definitiva, es importante evaluar cada caso desde el punto de vista clínico y neuropsicológico para determinar si se trata de:

  • Enfermedad neurodegenerativa. El diagnostico adecuado de estas enfermedades nos ayudan a plantear terapias especialmente dirigidas a una causa.
  • Demencia secundaria. Es posible recomendar terapias que mejoren los efectos.
  • Envejecimiento normal. Podemos indicar medidas de neuroprevención que ayudan a evitar el deterioro cognitivo relacionado con los años.

3. La enfermedad de Alzheimer solo afecta a la memoria

Normalmente, se relaciona a esta enfermedad con los problemas de memoria, pero lo cierto es que, de manera reciente, hemos conocido otros efectos secundarios del alzhéimer, que van más allá de la memoria verbal. Por ejemplo:

  • Dificultades en el lenguaje, como, por ejemplo, a la hora de leer o repetir frases extensas, o de encontrar la palabra exacta que se quiere decir
  • Dificultades en la percepción espacial
  • Efectos neuropsiquiátricos, como ansiedad y depresión

De hecho, en un reciente estudio quedan reflejadas las áreas del cerebro que pueden verse afectadas por esta enfermedad, como la memoria, la percepción espacial, el lenguaje, el control emocional y los síntomas afectivos y conductuales.

Por todo ello, es muy importante que, al evaluar al paciente, los profesionales encargados cuenten con experiencia para estudiar las funciones cognitivas, los efectos neuropsiquiátricos y sus diferencias respecto a la depresión u otras enfermedades psiquiátricas.

4. El diagnóstico del alzhéimer no sirve para nada

Se trata de una enfermedad muy complicada de diagnosticar de manera precoz y para la que además no existen terapias específicas. Sin embargo, pese a esto, es importante informar a las personas afectadas y a los familiares, ofreciendo los estudios disponibles que puedan permitirles descartar o confirmar una enfermedad neurodegenerativa. También es vital responder a sus dudas y ofrecerles las terapias disponibles ahora o próximamente. A ellos hay que dedicar nuestro esfuerzo y tratar de encontrar la terapia para esta enfermedad, ya que mirar a otro lado no mejora la situación.

5. La edad es la causante del deterioro cognitivo

Es cierto que el envejecimiento es el factor de riesgo de más peso en el desarrollo del alzhéimer, pero no por ello se debe pensar que cualquier persona, al cumplir años, está abocada a perder sus facultades mentales.

Por otra parte, cuando se detecta una alteración cognitiva que no corresponde con la edad, el sexo y el nivel educativo, nos referimos a ella como un deterioro cognitivo leve, que se debe valorar de acuerdo con otros factores que rodean a la persona, por ejemplo:

  • Enfermedades
  • Fármacos
  • Nivel educativo
  • Indicios durante la exploración neurológica
  • Síntomas neuropsiquiátricos concurrentes

Por ello, el diagnóstico requiere, además de la participación de especialistas en Neurología, Psiquiatría o Geriatría, la información adicional de las pruebas de laboratorio y de neuroimagen. Así se facilita el diagnóstico de la enfermedad del Alzheimer de forma temprana, y además permite diferenciarla de otras enfermedades y problemas cognitivos asociados a la edad.

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