El ictus, o accidente cerebro vascular, se origina por una disminución o una interrupción del riego sanguíneo en una parte del cerebro. Como consecuencia de ello el tejido cerebral deja de recibir el oxígeno y los nutrientes que necesita, ocasionando la muerte de las células cerebrales en cuestión de minutos.

La alteración del riego sanguíneo puede provocar un deterioro permanente en la persona afectada y, en el peor de los casos, el fallecimiento. Lamentablemente, cada año fallecen 40.000 personas en España por este motivo, situando al ictus como primera causa de muerte en las mujeres y la segunda en los hombres. Además, la probabilidad de sufrir esta enfermedad se incrementa con la edad de forma proporcional, siendo más frecuente en las personas mayores de 55 años.

El tiempo de reacción es determinante, por eso desde los servicios de Neurología de los hospitales Universitari General de CatalunyaEste enlace se abrirá en una ventana nueva, Quirónsalud del VallèsEste enlace se abrirá en una ventana nueva y Universitari Sagrat CorEste enlace se abrirá en una ventana nueva nos aconsejan "estar muy atentos e identificar los síntomas para poder actuar con anticipación y evitar un ictus". Al mismo tiempo, el control de ciertos factores de riesgo también adquiere gran relevancia, y de ello habla un reciente estudio, llamado IMPACTO1. Te explicamos todos los detalles.

La importancia de controlar los riesgos del ictus

Mantener bajo control determinados factores de riesgo tiene un papel muy importante en la prevención del ictus, en especial del ictus isquémico, que es uno de los dos tipos de ictus.

Escáner cerebral del tipo de ictus isquémicoEscáner cerebral del tipo de ictus isquémico

El ictus isquémico está originado por la oclusión de una arteria que impide la circulación normal de la sangre, mientras que el ictus hemorrágico se produce por la rotura o filtración de un vaso sanguíneo que provoca el sangrado cerebral.

El 80% de los ictus se pueden prevenir con el control de los factores de riesgo, según avisan desde la Federación Española de Ictus. Esto queda reflejado en el estudio IMPACTO1, que muestra que menos de un tercio de las personas afectadas por un ictus isquémico mantienen estos factores de riesgo bajo control.

Está claro que existen algunos que no dependen de nosotros, como la edad. Pero hay otros que pueden modificarse mediante tratamientos médicos o cambios en el estilo de vida. Según la reciente publicación, la mayoría de estos factores de riesgo modificables coinciden con los riesgos de sufrir una enfermedad coronaria, también de tipo isquémico, y se distinguen dos clases:

Riesgos establecidos, entre los que están:

  • La tensión arterial alta o hipertensión
  • La diabetes mellitus
  • Fumar
  • La fibrilación auricular, que es un tipo de arritmia cardiaca
  • La anemia falciforme, que es una anomalía en la sangre
  • Hiperlipidemia, que es una alteración metabólica
  • La estenosis carotidea, que es un estrechamiento de la arteria carótida

Riesgos potenciales, que son:

  • La obesidad
  • El sedentarismo
  • La intolerancia a la glucosa
  • La insuficiente nutrición
  • El excesivo consumo de alcohol
  • La apnea del sueño

Claves para prevenir el ictus

Es importante tener un buen estado de salud para evitar esta lesión cerebral. En este sentido, nuestros neurólogos nos recomiendan estas 8 pautas:

Formación de coágulosFormación de coágulos

  1. Controla la tensión arterial.
  2. Ojo con el colesterol y las grasas saturadas; si reduces su consumo en tu alimentación, disminuyes potencialmente la acumulación en las arterias.
  3. Deja el tabaco.
  4. Vigila la diabetes; trata de mantener un nivel adecuado de glucosa en la sangre.
  5. Cuida tu peso; la obesidad es el principal factor de riesgo del ictus.
  6. Incluye frutas y verduras en tu dieta, 5 o más porciones cada día.
  7. Practica ejercicio con regularidad; si es de tipo aeróbico, te ayuda a disminuir la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular.
  8. Limita el consumo de bebidas alcohólicas.

Cuáles son los síntomas de un ictus

Atención a estas señales de alerta:

  • Tienes problemas para hablar o comprender lo que te están diciendo otras personas.
  • Sientes parálisis facial o entumecimiento de un brazo o de una pierna.
  • No puedes ver con uno de los ojos, o con ninguno, o notas una visión borrosa o doble.
  • Te duele la cabeza de forma muy intensa y además presentas vómitos, mareos o trastornos del conocimiento.
  • No puedes andar: tropiezas, pierdes el equilibrio, te mareas o sientes una falta de coordinación.
  • Al sonreír se cae un lado de la boca.

Síntomas del ictus: parálisis facial, pérdida de fuerza en un brazo, confusión, problemas de habla o de comprensión, mareo sin motivo aparente, alteraciones en la visión, dolor de cabeza muy intenso inhabitual y repentinoSíntomas del ictus

Qué hay que hacer en caso de ictus

Es un motivo de consulta de urgencias, así que, si detectamos alguno de los síntomas anteriores, tanto en nosotros mismos como en cualquier persona de nuestro entorno, debemos acudir al centro hospitalario. Lo advierten desde nuestro servicio de Neurología: "cuanto más tiempo se tarde en tratar un accidente cerebrovascular, mayores son las posibilidades de daños cerebrales irreversibles".

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