Las vacunas pueden despertar algunos recelos en los padres: las agujas, la incertidumbre sobre los efectos secundarios, el calendario de vacunación… Todo ello hace que las familias se planteen si la vacunación es realmente necesaria en los niños, ya que viven en un entorno limpio y protegido. Estos son algunos de los argumentos que están contribuyendo a generar una fobia alrededor de las vacunas.

El doctor Roi Piñeiro Pérez, jefe asociado de Pediatría del Hospital Universitario General de VillalbaEste enlace se abrirá en una ventana nueva, opina que "puedo entender perfectamente que una familia tenga dudas sobre las vacunas. Creo que el deber del personal sanitario es solucionarlas y desmontar los principales mitos de salud". Por eso, recopilamos las preguntas frecuentes en consulta y las respondemos en este artículo.

¿Las vacunas contienen mercurio?

Es una de las principales dudas de los padres, así nos lo remarca nuestro pediatra, quien nos cuenta que "prácticamente el 95 por ciento de las familias a las que he asesorado me lo han mencionado".

Hace más de una década que no se incluye este elemento en las vacunas. A esto hay que añadir que "ningún estudio científico ha demostrado que el mercurio que contenían las vacunas pudiera producir alguna enfermedad", según nos apunta nuestro doctor, quien matiza que "el mercurio es tóxico, pero todo depende de la dosis".

¿Existe relación entre vacunas y autismo?

No hay demostración científica respecto a ello. De hecho, según nos indica nuestro pediatra, "las propias asociaciones de niños con trastorno del espectro autista son las primeras en negar esta relación".

Este argumento, esgrimido hoy en día por las personas con fobia a las vacunas, se extendió a raíz de un artículo de la revista médica The Lancet, en el año 1998, en el que el activista Andrew J. Wakefield aseguró que la vacuna de triple vírica provocaba este problema del desarrollo. Sin embargo, tiempo después, la revista tuvo que retirar esta afirmación, puesto que esta enfermedad se empieza a desarrollar durante la gestación, concretamente en el segundo trimestre, cuando todavía no se ha inyectado esa vacuna.

Mitos en la vacunación de niñosMitos en la vacunación de niños

Lo que sí puede coincidir es el momento en el que se aplica la triple vírica con los primeros indicios del autismo, sin que haya relación entre ambos. En este sentido, nuestro pediatra nos recuerda que "en cualquier patología o problema que aparezca de los 2 a los 18 meses, cuando se ponen las vacunas, siempre se podría establecer una relación temporal con las mismas, pero hay que ver si esa relación es casual o causal", concluyendo que "nunca se ha demostrado una relación directa entre una enfermedad y las vacunas".

¿El aluminio de las vacunas es tóxico?

Esta sustancia es importante para que las vacunas resulten eficaces, y por eso se encuentra presente en ellas. Al igual que lo está en ciertos alimentos y en la leche materna, de los que no se cuestiona su toxicidad. Nuestro especialista nos aclara que "ningún estudio demuestra que el aluminio que contienen las vacunas pueda producir toxicidad en los niños".

¿La higiene erradica las enfermedades?

Es cada vez más habitual que los padres confíen en que no hay tantas enfermedades en los países desarrollados porque se siguen medidas de higiene más adecuadas que antes. Al respecto, nuestro doctor nos explica que "es cierto que con la higiene disminuyen las enfermedades, pero con las vacunas quedan prácticamente erradicadas, con uno o dos casos por año". En definitiva, las condiciones higiénicas no anulan el uso de las vacunas, sino que se complementan.

¿La leche materna es suficiente protección para el niño?

El interés por lo natural, el temor a la química y la creencia de que el bebé está protegido si se le da el pecho son otros argumentos que hacen dudar a los padres acerca de la vacunación de los niños.

Para disipar este temor, nuestro pediatra nos explica que "los niños alimentados con el pecho están más protegidos, pero la lactancia materna no sustituye a las vacunas. Si así fuera, no podríamos lamentar ninguna enfermedad ni pérdida humana en ningún lactante".

Si los padres están vacunados, ¿no hay infecciones?

Aunque el entorno familiar del niño esté correctamente vacunado, no se puede garantizar que no se contagien infecciones porque en la sociedad actual no existen apenas fronteras y las personas se desplazan frecuentemente, lo que puede dificultar la aparente inmunidad de grupo. El hecho de que las probabilidades de enfermar en países desarrollados sean menores que si se viviera en otras zonas menos favorecidas no quiere decir que los menores están totalmente protegidos ante las infecciones.

¿Las vacunas producen anafilaxia?

Se estima que la probabilidad de que una vacuna cause anafilaxia es de una a un millón. Esta respuesta se produce por una reacción alérgica ante ciertos alimentos, medicamentos u objetos, impide la respiración y es necesario tratarla enseguida para que las consecuencias no se agraven.

Nuestro pediatra nos explica que "hay familias que no quieren vacunar a sus hijos porque están sanos, y no aceptan correr el riesgo de una reacción alérgica grave por protegerse de una enfermedad de la que nunca han oído hablar". Para reducir este riesgo, después de administrar una vacuna, se aconseja que el niño no se aleje del centro durante media hora, que es el tiempo que tarda en desarrollarse una respuesta alérgica.

Fobia a las vacunas: ¿cómo evitarlo?

Es totalmente normal que las familias acudan a consulta de Atención Primaria con diversas preguntas y temores, que deben ser despejados por los profesionales. En opinión de nuestro pediatra, "la obligatoriedad de la vacunación no generaría confianza en las vacunas", sino que es preferible que resuelvan sus dudas con el especialista, quien debe escuchar con paciencia y empatía, respetar y confiar. El objetivo es que los padres conozcan cómo favorecen las vacunas a los hijos y sean ellos los que estén convencidos de sus beneficios.

Por último, nuestro pediatra menciona las cifras de vacunación: "En España tan solo el 3 por ciento de los niños está sin vacunar, un porcentaje bajo del que debemos estar orgullosos y que, en gran medida, se debe a la implicación de la Atención Primaria".

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