Hoy en día es cada vez más habitual quitar importancia a pequeñas señales de nuestros hijos cuando están en la etapa de desarrollo del habla y del lenguaje. Es frecuente pensar que se trata de algo puntual que desaparecerá con el tiempo, pero, en muchas ocasiones, esta espera puede ser perjudicial para nuestro hijo. De esto nos advierten nuestros logopedas, quienes nos señalan que es aconsejable consultar con un especialista cuando vemos ciertos signos de alarma.

En opinión de Ana Alás Rupérez, especialista en Otorrinolaringología y coordinadora de la Unidad de Logopedia y Foniatría del Hospital Quirónsalud San José, y Lorena Núñez González, otorrinolaringóloga en el mismo centro hospitalario, pasar a la acción en estas cuestiones es importante: "Hay que desterrar afirmaciones como ‘esperar’, ‘ya hablará’ o ‘aún es pequeño, tranquilo’, que se escuchan de forma a habitual en la consulta y que no son correctas en la mayoría de los casos".

Por eso recomiendan a los padres y a las madres que contacten con un especialista en logopedia si los niños muestran dificultades que no son propias de su edad, como:

  • No gesticular
  • No socializar
  • Dificultad de comprensión
  • Problemas para expresarse
  • No hablar como los demás

Indicios para llevar al niño al logopeda

Para ayudarte a valorar qué señales suponen una alerta en el desarrollo del lenguaje de los pequeños, te explicamos en qué consiste cada etapa desde que son unos bebés hasta que cumplen los seis años, y cuáles son los síntomas a los que debemos estar atentos.

Hasta los seis meses: falta de llanto, sonrisa o balbuceo

Las primeras señales de alarma en un bebé es que no llore de forma habitual ni emita los típicos balbuceos, ni tampoco muestre la sonrisa social. Lo normal en esta etapa es que el niño realice distintos llantos cuando necesita comer o dormir, o porque siente alguna molestia. También es característico que se relaje con la voz de su madre y sienta interés por los rostros y la sonrisa social. Además, los bebés suelen empezar con las vocalizaciones y los balbuceos, y reconocen cuando se le llama por su nombre.

Hasta el primer año: hablar sin consonantes y falta de interacción

Si detectamos que nuestro hijo se expresa solamente mediante vocales y no se involucra en los juegos infantiles, como el cucú-tras, ni responde a los pequeños intercambios verbales que hacemos con él, pueden ser señales de alerta.

Hay que tener en cuenta que, de los 6 a los 12 meses, es cuando habitualmente el niño empieza a anticiparse con gestos a los juegos orales, repite vocalizaciones como "ma-ma" y "pa-pa", aunque sin hacer una referencia directa, y comprende cuando le dicen "adiós" y "hola", entre otras costumbres verbales.

Entre el año y el año y medio: pocas palabras y sin señalar

Si nuestro hijo no dice tres palabras, detectamos que olvida algunas habilidades orales que había aprendido y tampoco hace mención de señalar, debemos ser conscientes de que esto no es habitual en la etapa de los 12 a los 18 meses.

Hay que tener en cuenta que a partir del primer año suelen pronunciar órdenes verbales y emiten tres palabras con una finalidad determinada y no por mera repetición, como "mamá, papá, agua". También es habitual que indiquen zonas de su cuerpo y aprendan nuevas palabras.

Hasta los dos años: no nombrar personas

En concreto, de los 18 a los 24 meses es el período más importante en la evolución del lenguaje: "Los niños ya comienzan a manejar unas 25 palabras, con combinaciones de dos, y se inician en la sintaxis. Son capaces de seguir una orden simple y reconocen su nombre", nos explican nuestras especialistas.

En esta etapa no es habitual que no diga nombres ni "mamá", o que no sea capaz de comprender instrucciones sencillas. A esto hay que sumar otros signos alarmantes como que no indique partes de su cuerpo y tampoco las reconozca.

Entre dos y tres años: dificultad al construir frases

El niño vive una explosión lingüística en esta etapa de su vida. Puede formar frases con tres palabras, pregunta "¿qué?" y comprende órdenes verbales más difíciles que en las fases anteriores.

En esta etapa, las señales de alarma son que nuestro hijo no comprenda las instrucciones verbales de dos pasos y que no utilice frases de dos palabras.

Hasta los cuatro años: resultar incomprensible a otras personas

A estas edades, los niños ya tienen más vocabulario, formulan frases extensas con cuatro palabras, preguntan "¿por qué?", entienden órdenes verbales todavía más complicadas y se comprende lo que hablan.

En este período, tenemos que plantearnos acudir a un profesional si nuestro hijo no entiende las órdenes de tres pasos, no utiliza frases con tres palabras, no amplía su vocabulario o, también, si otras personas no comprenden lo que dice.

Logopeda infantilLogopeda infantil

Entre cinco y seis años: incapacidad para contar una experiencia

En este periodo los niños se sienten más seguros y están deseando expresarse, relatan sus propias vivencias, forman frases con mayor complejidad y se les comprende cuando hablan. También observamos que ellos nos entienden cuando les hablamos y usan una elaborada construcción del lenguaje.

Aquí se consideran signos de alarma que el niño no nos entienda, sea incapaz de contar sus historias y no use frases de cuatro palabras.

Hasta los seis años: falta de comprensión y expresión

Además de entender lo que se habla con él, con cinco y seis años un niño con correcto desarrollo del lenguaje ya utiliza oraciones más difíciles y explica tanto sus experiencias como otras historias fáciles con claridad y una construcción y vocalización entendible para todos.

En esta fase, tenemos que acudir a nuestro profesional si detectamos que el niño no comprende lo que se habla con él, ni usa frases y tampoco relata con claridad sus experiencias y nadie entiende lo que dice.

La importancia del diagnóstico en logopedia

Los niños empiezan su desarrollo desde recién nacidos y conservan esta plasticidad en el desarrollo del lenguaje hasta los seis años. "La adquisición del lenguaje es un continuo encadenado; por tanto, si se ocasiona un retraso en algún momento del crecimiento y no se actúa, el resto de los procesos se verán inevitablemente alterados", nos indican nuestras especialistas en Logopedia.

Por todos esos motivos, si creemos que nuestro hijo presenta alguno de los problemas indicados anteriormente, es muy importante contactar con un logopeda para que no repercuta en otros aspectos, como el desarrollo del lenguaje, en su forma de socializarse o a nivel emocional.

Así, nuestras logopedas coinciden en que "visitar el logopeda a tiempo resulta crucial, pues aporta mejores pronósticos a los niños que si, por el contrario, se espera". Además, matizan que "a medida que los niños van creciendo, las dificultades a las que se enfrentan son cada vez mayores, no solo en lo referente a la comunicación, sino también a la socialización, el desarrollo emocional y el aprendizaje escolar".

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