No es raro que empecemos a sentir las molestias propias de una alergia antes de la primavera. Esto se debe a la alta contaminación en las ciudades y a los efectos del cambio climático en nuestro entorno. De hecho, en los últimos años se ha observado un aumento en el número de pacientes con asma o con otras reacciones alérgicas.

Pero ¿cómo repercuten estas alergias en nuestra salud? ¿existe alguna manera de prevenir sus efectos? Para responder a estas preguntas, hemos hablado con la doctora Pilar Cots Marfil, alergóloga del Complejo Hospitalario Ruber Juan BravoEste enlace se abrirá en una ventana nueva, quien nos cuenta un poco más sobre la relación del cambio climático, la contaminación y la proliferación de alergias.

Relación entre alergia y contaminación

De un tiempo a esta parte se ha detectado un aumento de problemas alérgicos y respiratorios en las ciudades. Según nos explica nuestra alergóloga, "se ha descrito una relación directa entre la contaminación ambiental y el incremento de enfermedades alérgicas, especialmente respiratorias, con una mayor incidencia en la población que reside en áreas urbanas".

Los problemas más diagnosticados son los siguientes:

  • Afecciones en la piel, como la dermatitis atópica
  • Problemas respiratorios, como el asma bronquial
  • Otras infecciones, como la rinoconjuntivitis

Este incremento de casos de alergia se produce porque la contaminación provoca cambios en las plantas que nos rodean. La mayor concentración del polen se debe a una defensiva de las propias plantas y, además, la contaminación crea una capa que retiene y concentra este polen.

En más detalle, nuestra doctora nos explica que "las partículas eliminadas en la combustión de los motores diésel y por las calefacciones en las ciudades crean un ambiente hostil a las plantas que, para defenderse, producen proteínas de estrés que hacen más agresivos a los pólenes, lo que se traduce en una mayor capacidad para provocar alergia". Esto, sumado a la inversión térmica debida a la contaminación, hace que sea en las ciudades donde más problemas alérgicos y respiratorios se diagnostiquen.

De hecho, las cifras del efecto de la contaminación en nuestra salud son alarmantes. Nuestra doctora nos indica que "en España se calcula que mueren cada año unas 7.000 personas a causa de las enfermedades provocadas por la contaminación del aire". El cambio climático también está afectando a la población con el aumento de alergias respiratorias.

¿A quién afecta los efectos de la contaminación?

Aunque la contaminación puede tener efectos sobre la salud de todos, hay que tener especial precaución con:

  • Ancianos
  • Niños
  • Enfermos crónicos
  • Embarazadas
  • Lactantes
  • Personas que viven en zonas urbanas o próximas a una autopista

Contaminación en ciudadContaminación en ciudad

Cambio climático, otro factor perjudicial para nuestra salud

El efecto invernadero, las altas temperaturas, los fenómenos meteorológicos… forman parte de los cambios ambientales que se están produciendo. Todo esto repercute en nuestra salud en forma de alergias más resistentes. "El cambio climático es una realidad incuestionable y constituye, en estos momentos, la principal preocupación medioambiental", puntualiza nuestra alergóloga.

Estos son algunos de los cambios ambientales perceptibles en nuestro entorno:

  • Polen. Hay una mayor presencia de polen. El exceso de CO2 y la deforestación de los árboles son otras de las causas que propician la acumulación de polen en el aire y que, a su vez, no fluya hacia la atmósfera quedándose más cerca de nosotros y provocándonos reacciones.
  • Lluvias escasas. Esta falta de precipitaciones provoca que "especies más débiles de plantas desaparezcan en algunas zonas y estén siendo sustituidas por otras más resistentes y alergénicas", según nos comenta nuestra doctora.
  • Aumento de árboles y plantas con más polen. También se ha observado que el CO2 puede tener "un efecto beneficioso sobre la cosecha de algunas plantas, como el olivo y los cereales, ya que actúa como fertilizante al estimular la fotosíntesis y aumentar la producción de polen". Por tanto, este aumento de dióxido en la atmósfera puede ser favorable para la reproducción de algunas de las especies más alergénicas.

Asma y otros problemas respiratorios con más presencia en ciudades

Al igual que las enfermedades alérgicas, se ha descubierto un incremento de casos con asma en las zonas urbanas que puede relacionado tanto con factores ambientales como con la polución o el humo del tabaco.

Además del asma, hay un aumento de otros problemas respiratorios y cardiovasculares:

  • Bronquitis
  • Enfermedad pulmonar obstructiva crónica
  • Arritmias
  • Hipertensión arterial
  • Arterioesclerosis

Creación de zonas hipoalergénicas y otros desafíos

Nuestra alergóloga nos recuerda que es importante seguir las recomendaciones básicas de la alergia al polen, como protegerse con mascarillas, ventilar las habitaciones, salir a la calle en horas adecuadas…

Y también añade otros consejos orientados a conseguir jardines y parques libres de alérgenos:

  • Árboles no alergénicos. Para ello es necesario optar por el tilo, el olmo y el pino, entre algunos ejemplos.
  • Descartar plantas más agresivas. El olivo, el plátano de sombra, el ciprés y el abedul son los más alergénicos. Por eso, sería recomendable evitarlos sobre todo en zonas cercanas a hospitales, universidades, colegios o jardines públicos.
  • Planificar la poda. En los periodos de floración es importante controlar la poda para evitar la concentración de polen en las ramas externas.
  • Cuidar y cortar el césped. De esta forma se evita la floración de las gramíneas.
  • Optar por especies hembra, en las plantas como el enebro y la palmera, con un género separado.
  • Disminuir el tráfico. Para que no prolifere el polen, es recomendable disminuir el paso de automóviles por estas zonas hipoalergénicas.

Hay otros retos que forman parte de todos. Entre ellos está reducir los contaminantes atmosféricos, con acciones como utilizar el transporte público. A nivel global nuestra doctora agrega que tenemos el desafío de conseguir "la adecuada protección en la calidad del aire que respiramos".

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