¿Quién dijo que la playa es el único destino de vacaciones? Cada vez ganan más popularidad los destinos de interior, de tipo rural o urbano. Si este año elegimos la montaña y el turismo por pueblos y ciudades, siempre es bueno tener en cuenta algunas recomendaciones que evitarán que un problemilla de salud nos estropee las vacaciones.

Incidentes en la piscina

Las piscinas suelen ser las grandes estrellas del verano, pero ¡atención a los problemas que pueden ocasionar!

Cuidado con los incidentes en la piscinaCuidado con los incidentes en la piscina

  • Otitis: uno de los problemas más recurrentes del verano, que se puede evitar secando el oído al salir del agua, usando tapones o no buceando.
  • Lentillas: aunque no sea estrictamente imprescindible, es mejor no usarlas en la piscina.
  • Afecciones respiratorias: el cloro de las piscinas, aunque necesario, puede afectar a la respiración, en especial a los niños que padecen asma bronquial. Suele producirse cuando la cantidad de cloro es excesiva o los pequeños pasan mucho tiempo en el agua, pero conviene estar atento siempre y llevar a mano la medicación.

Atención a las infecciones urinarias

El cambio brusco de temperaturas o permanecer con el bañador mojado propician la aparición de estas infecciones tan molestas y típicas de las vacaciones de verano. Para evitarlo, lo mejor es ingerir la cantidad de líquidos necesaria, recomendable en cualquier caso, y cambiarse el bañador con frecuencia.

Además, y dado que en esta época estos problemas son más frecuentes, habrá que prestarle un especial cuidado a la higiene íntima, especialmente tras las relaciones sexuales, evitar el uso de tangas o ropa interior no transpirable, y prevenir el estreñimiento con una alimentación equilibrada, rica en frutas y verduras.

Usar repelente para prevenir las picaduras de mosquitosUsar repelente para prevenir las picaduras de mosquitos

Prevención y tratamiento de picaduras

Otro gran clásico del verano: las picaduras. Mosquitos, tábanos, avispas, abejas, arañas… parece que todos los bichos se ponen de acuerdo para picarnos en vacaciones. Y es que, ciertamente, el verano es la época en que los insectos en general más lata dan, ya que es cuando las temperaturas favorecen su reproducción y cuando nosotros estamos más "apetecibles", debido a que emanamos más olores que les atraen.

Aunque en ocasiones se hace casi inevitable el sufrir las picaduras, en general podemos recurrir a distintos métodos para intentarlo: usar repelentes, especialmente al amanecer y anochecer, que es cuando más hay, instalar mosquiteras en las ventanas, difusores en los dormitorios y, si estamos en una zona de más riesgo por el clima, procurar llevar brazos y piernas cubiertos. Además, dado que les gustan los aromas intensos, lo mejor es prescindir de colonias y perfumes, además de evitar la ropa de color oscuro (negro, azul marino), que parece ser su predilecta.

Si pese a todo ello nos pican, lavaremos la zona con agua y jabón, y procuraremos no rascarnos. No hay nada peor que sucumbir a esa tentación, ya que solo conseguiremos extender el problema a las zonas de alrededor e incluso hacernos alguna heridita que podría infectarse. Para aliviar el picor podemos aplicar hielo, lociones a base de amoniaco como las que venden en roll-on, o, en determinados casos, cremas antihistamínicas o corticoides locales. Mención aparte merecen las personas que presentan reacciones alérgicas a las picaduras, que pueden presentarse ante cualquier animal, sea insecto, arácnido o larva tipo oruga.

Las picaduras de arañas o las más molestas, de avispa o abeja, deben tratarse de forma similar, añadiendo la extracción del aguijón en el caso de la abeja.

Pero, quizá lo más importante de todo sea no recurrir a métodos "caseros" como el barro o la orina, que provocarán un empeoramiento de la situación.

Cuidado con el mal de altura en la montañaCuidado con el mal de altura en la montaña

En la montaña, atención al mal de altura

Aunque en España no hay demasiados picos de gran altitud, algunos de ellos sí tienen la suficiente para que se pueda dar este problema del mal de altura relacionado con la menor presión de oxígeno existente a partir de 2.500 m de altura. Para reducir este efecto, lo más aconsejable es subir poco a poco para que la altura aumente progresivamente y el organismo se acostumbre, beber mucho líquido (pero nunca alcohol), no realizar comidas pesadas y procurar ir siempre acompañado.

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