Las personas mayores tienen mayor tendencia a sufrir algunos problemas en verano, o a que se agraven los que ya tienen. Pero esto se puede prevenir tomando algunas precauciones, y también es posible aliviar los síntomas de las enfermedades crónicas para hacer más llevadero el calor y sus efectos.

La hipertensión en verano

Aunque esta enfermedad puede afectar a cualquiera, presenta una mayor prevalencia en personas mayores de 65 años y, de hecho, la probabilidad de padecerla aumenta con la edad. Por tanto, se trata de una cuestión a tener en cuenta a la hora de viajar este verano, tanto si eres tú quien tiene la tensión alta como si viajas con tus padres o abuelos que la tengan, o simplemente por prevención.

Cuidado con la hipertensión en veranoCuidado con la hipertensión en verano

Es importante saber, además, que mucha gente padece de hipertensión sin ser consciente, ya que sus síntomas son tan comunes a otras enfermedades que a menudo no le damos importancia hasta que deriva en problemas de mayor gravedad como ataques cardiovasculares o cardiocerebrales. Por tanto, y por si acaso, conviene vigilar la tensión de forma regular.

Es fundamental que los mayores con hipertensión se hidraten aún más que otras personas por dos motivos: la medicación necesaria para tratarla incluye diuréticos, por lo que se eliminan más líquidos de lo habitual y hace falta reponerlos, y además con la edad se pierde la sensación de sed. Por tanto, es esencial proporcionar líquido al organismo aunque no nos apetezca, y crear el hábito de beber a lo largo de todo el día.

Otras pautas importantes para mantener la hipertensión a raya, especialmente en vacaciones, son vigilar el consumo de sal (también fuera de casa), evitar las temperaturas extremas y las grandes altitudes, y establecer una rutina de ejercicios para conservar la movilidad y mantener el corazón en forma.

Cómo afecta el verano al reúma

Pasear y hacer ejercicio en vacacionesPasear y hacer ejercicio en vacaciones

En principio el reúma no empeora por las temperaturas, por lo que no debería producirse un empeoramiento durante las vacaciones de verano. Sin embargo, existe la creencia de que el clima húmedo provoca un bajón en estos pacientes, y probablemente todos hemos oído hablar de que la humedad se nota en los huesos. Pero esto no es cierto, aunque los cambios de temperatura pueden afectar a las articulaciones y ocasionar molestias. En cualquier caso, lo que sí tiene consecuencias en las enfermedades reumáticas es el tipo de paseos que realizamos cuando estamos veraneando, ya que solemos caminar por la orilla durante mucho tiempo, con la sensación saludable que nos produce, mientras que la superficie desnivelada por la que pisamos nos está provocando un desequilibrio que el cuerpo tiene que corregir, haciendo trabajar en exceso a los pies, y de forma descompensada. Como resultado, los dolores reumáticos pueden empeorar, así que mejor limitar los paseos a los caminos asfaltados (o al menos nivelados) como el paseo marítimo o las calles sombreadas de los pueblos o ciudades de veraneo.

El estreñimiento vacacional, peor en mayores

Las vacaciones y la edad avanzada son dos factores que, juntos, forman una mezcla peligrosa para el tránsito intestinal. Y es que las personas mayores tienen tendencia a sufrir estreñimiento debido a la ralentización del propio proceso con la edad, la pérdida de fuerza muscular, la no detección de la necesidad, una alimentación más pobre… Sea como sea, lo cierto es que se trata de un problema que, además, no suele ser consultado con el médico, sino que se tiende a automedicar con laxantes, empeorando aún más la situación.

A esto se suma que, en vacaciones, queramos o no, cambia nuestra alimentación porque salimos más a comer fuera, el agua no es la misma en el lugar de destino, cocinamos menos y recurrimos a platos menos sanos, y todo ello puede repercutir en la salud, provocando estreñimiento o aumentándolo especialmente en edades más avanzadas.

Para evitar problemas de mayor gravedad, conviene aumentar la ingesta de líquidos y fibra, lo que se traduce en beber mucho y consumir más fruta, verdura, legumbres y cereales, y, si es necesario, consumir alimentos enriquecidos en fibra. También es recomendable que las comidas sigan un horario lo más constante posible, estableciendo costumbres de alimentación que favorecerán ir al baño de forma rutinaria.

Alimentación equilibrada en veranoAlimentación equilibrada en verano

Por último, recordar que la práctica de ejercicio, siempre ajustada a las posibilidades de cada persona y edad, favorece una correcta evacuación. Basta con un buen paseo diario de entre media hora y una hora, que habrá que hacer en las horas de menor temperatura como por la mañana o al atardecer, para mejorar el problema de estreñimiento y la sensación de pesadez que este provoca.

En resumen, la mayor parte de los problemas veraniegos de la edad avanzada, y en realidad de cualquiera, se pueden prevenir y mejorar con una alimentación más equilibrada, una buena hidratación y la práctica regular de ejercicio, cada uno en la medida que pueda.

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