La fiebre puede sorprender a las familias en cualquier momento del año, aunque es más frecuente en otoño e invierno debido a la mayor presencia de infecciones de tipo vírico, como la gripe.

Normalmente, la fiebre suele manifestarse de forma leve, por lo que se puede tratar en casa siguiendo las indicaciones de los pediatras. La doctora Mª Luisa Mompó Marabotto, especialista en el servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud ValenciaEste enlace se abrirá en una ventana nueva, nos señala que "hay que tratar a los niños febriles solo cuando la fiebre se acompaña de malestar general o dolor. Por ello, no hay que bajarla en todas las situaciones, solo si el niño está molesto".

Pero existen casos graves que provocan convulsiones febriles y otros síntomas de emergencia, ante los que se recomienda contactar con el equipo médico cuanto antes. ¡Te contamos cuáles son y te explicamos cómo disminuir la fiebre!

Fiebre como mecanismo de defensa

En efecto, la fiebre ayuda a las defensas de nuestro organismo para enfrentarse a las infecciones, que suelen ser de carácter leve, como otitis, faringitis y resfriados.

Una madre comprueba la fiebre de su bebéUna madre comprueba la fiebre de su bebé

Cuando se manifiesta en los niños suele suscitar una gran preocupación entre las familias, siendo un motivo muy común de consulta pediátrica. Sin embargo, la pediatra nos deja claro que "la fiebre no entraña un riesgo en sí misma, pero muchos padres piensan que puede ser peligrosa, causar daño cerebral, meningitis o convulsiones". Esta falsa creencia genera ansiedad y consultas recurrentes, así como la toma indiscriminada de medicamentos antitérmicos.

Otra mentira sobre la fiebre es que provoca ceguera, sordera y es causa de fallecimiento, pero esto no es así. De hecho, la doctora apunta que "la fiebre alta no indica una mayor gravedad de la causa de la misma, lo importante es el aspecto general del niño y su actividad".

Remedios para bajar la fiebre

Si nuestro hijo supera los 38 grados de fiebre, podemos tratar de aliviarla en casa con una serie de medidas. Desde Urgencias del Hospital Quirónsalud ToledoEste enlace se abrirá en una ventana nueva nos aclaran que "no podemos pretender que el niño no tenga fiebre, solo que podamos controlarla y esté por debajo de 39,5 - 40ºC".

La medida principal es que el niño se encuentre a una temperatura ambiente fresca y confortable. Por la misma razón, hay que evitar abrigarle demasiado.

Otro remedio casero para bajar la fiebre consiste en bañar al niño con agua templada, a 38 grados. Si añadimos agua fría, podemos disminuir más su temperatura. ¡Eso sí, esta no debe ser inferior a 30 grados!

Por último, es muy importante facilitarle suficientes líquidos para que se mantenga hidratado. Además, podemos ofrecerle jugo natural de frutas, que contiene hidratos de carbono.

Medicamentos para la fiebre

Los antitérmicos, como ibuprofeno y paracetamol, son los más utilizados para aliviar el dolor y la fiebre, y no se aconseja combinarlos. Además, deben ser prescritos por el equipo de Pediatría para asegurar un uso responsable.

Nuestra pediatra añade que "los antitérmicos no curan ni acortan la infección, solo ayudan a que los niños se encuentren mejor. Tampoco su efecto es inmediato, hay que esperar a que se absorban para que inicien su acción.".

Convulsiones febriles y otras señales de alerta

Cuando sube la fiebre de forma repentina, superando los 38,5 grados, pueden aparecer las convulsiones febriles. Esto es algo que suele ocurrir el primer día de la enfermedad causante. Desde Urgencias del Hospital El PilarEste enlace se abrirá en una ventana nueva añaden que "los niños con tendencia a temperaturas febriles altas son más propensos a sufrir convulsiones que incluso podrían producirse antes de la subida máxima de la fiebre o tras ella".

Otros signos de alerta de la fiebre

La doctora Mompó menciona otras posibles complicaciones de la fiebre a las que hay que permanecer atento:

  • Manchas rojas o moradas en la piel, que permanecen cuando estiramos la piel situada a su alrededor
  • Irritabilidad, decaimiento y llanto que no se puede controlar
  • Cuello rígido
  • Pérdida de conocimiento
  • Dificultad respiratoria, por ejemplo, silbidos al respirar, agitación, etc.
  • Vómitos y diarrea continuos y excesivos que pueden originar una falta de hidratación
  • No orina o lo hace poco
  • Menores de 3 meses

Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, es muy importante consultar con el equipo médico de forma urgente.

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