Recuperarse de una lesión grave o una intervención quirúrgica
Gonzalo Samitier, traumatólogo del Hospital General de Villalba
Afrontar la recuperación de una lesión traumatológica grave o de una intervención quirúrgica es siempre complicado y requiere un gran esfuerzo por parte del paciente. Para aprender a llevar esta situación de la mejor manera, nos hemos acercado a nuestro traumatólogo Gonzalo Samitier, jefe de la Unidad de Miembro Superior y experto en cirugía de hombro, rodilla y artroscopia del Hospital General de Villalba.
¿Cuáles son las claves para afrontar una lesión o una operación grave?
En gran parte es una cuestión de actitud y no solo de recuperación meramente física. Cada caso es un mundo, pero todos podemos hacer algo y poner de nuestra parte para que la recuperación lleve el rimo adecuado y termine con éxito. Existen algunas claves que podemos tomar como guía para llevar mejor esta situación.
No desanimarse
Incluso las lesiones más graves suelen tener solución e incluso se puede volver a alcanzar el nivel deportivo anterior con el tratamiento adecuado. Es cierto que, en una minoría de casos, con lesiones graves o multi-operados, puede ser aconsejable moderar la práctica de determinados deportes especialmente los de mayor impacto, disminuir su intensidad o recortar el tiempo. Pero, aun así, se puede seguir llevando una vida activa y deportiva.
Seguir las instrucciones del cirujano
Está claro que es él quien mejor conoce las posibilidades de recuperación, así como los tiempos que cabría esperar y las precauciones a tener en cuenta. Por eso es tan importante compartir con él cualquier duda y sentirnos libres para expresar nuestras emociones.
Escuchar al fisioterapeuta y a nuestro propio cuerpo
Por lo general, el rehabilitador de confianza está coordinado con el cirujano y puede responder a nuestras cuestiones sobre los cambios que estamos viviendo. La opinión y sensaciones del paciente también son muy importantes, pero puede darse el caso de que lo que se percibe como una evolución negativa al inicio, por dolor o inflamación, pueda ser parte de la evolución normal del proceso. Por eso, el médico o el fisioterapeuta serán los que diferencien si lo experimentado es normal o no en cada caso, y si es necesario realizar algún reajuste en el tratamiento.

No hacer caso a fuentes no especializadas
Aunque parezca innecesario hacer esta recomendación, hay demasiados casos en los que se atiende a opiniones de terceros no cualificados, por lo que tenemos que insistir en que solo se deben seguir las indicaciones de los especialistas.
Hay que ser constante
Pese a que los factores personales como la edad o la capacidad personal de cada uno influyen en la recuperación, de forma general, quienes dedican más tiempo a una rehabilitación inteligente, progresiva y con supervisión periódica, acortan los plazos de recuperación y presentan menos complicaciones y recaídas. Por tanto, hay que ser constante y dedicarle al menos 20 o 30 minutos al día a trabajar la articulación dañada hasta la recuperación completa.
Se debe evitar un sobreesfuerzo inicial
En una recuperación hay que pensar a largo plazo y no forzar, especialmente en las primeras seis u ocho semanas, en las que el proceso biológico de reparación es más intenso. Por esa razón es fundamental seguir estrictamente las actividades recomendadas.
Etapa de proactividad
Tras esa primera fase comienza el periodo de vuelta a los esfuerzos cotidianos, durante el que es aconsejable ser proactivo en la recuperación. Lo ideal es, una vez despejadas las dudas sobre lo que se puede o no hacer, hacerse uno mismo un plan de actividades de esfuerzo progresivo.
Paciencia
Por último, es importante enfatizar la importancia de ser paciente, no marcarse objetivos rígidos y demasiado exigentes, y asumir que la recuperación necesita seguir su curso y su propio ritmo.
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