Cuando se programa una cirugía, una de las preguntas que primero nos vienen a la mente es el tipo de anestesia que será necesaria, en parte por el temor que muchas personas tienen ante la anestesia local y en parte por el dolor que sabemos que implica.

El doctor Luis Javier Arias Gallo, del servicio de Cirugía oral y maxilofacial del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo, nos explica que "la anestesia general provoca mucha controversia y sentimientos encontrados en los pacientes. Los hay que temen la pérdida de conciencia, de control o incluso no despertarse nunca, así como las posibles complicaciones anestésicas". Sin embargo, y en la postura opuesta, se encuentran los pacientes que tienen miedo al dolor y a permanecer despiertos durante cualquier procedimiento invasivo. Este temor es aún más potente en la cirugía oral, ya que resulta imposible desvincularse de la operación propiamente dicha, como puede ocurrir en otros casos. El paciente despierto, aunque no sienta dolor, es plenamente consciente de lo que está ocurriendo y eso genera una ansiedad que, en ocasiones, complica el procedimiento. "La visión, el olfato, sabor, el sentido del equilibrio… todo sigue recordando al cerebro que le están operando, por lo que cualquier cirugía que tenga lugar en la cara, y en la cavidad oral en particular, se puede convertir en una fuente de ansiedad en muchos pacientes", nos detalla el cirujano.

Esta ansiedad se puede mitigar eligiendo bien el tipo de anestesia a emplear durante la cirugía, aunque también existen otros métodos que pueden rebajar el estado de angustia del paciente.

Reducir la ansiedad ante la cirugía oralReducir la ansiedad ante la cirugía oral

Anestesia general o sedación

Es la solución más obvia, ya que deja al paciente "fuera de juego" durante todo el proceso. Además, hoy en día las técnicas anestésicas son extraordinariamente seguras y proporcionan una experiencia quirúrgica nula, mínima o irrelevante para el paciente. Evidentemente, solo puede llevarse a cabo en un hospital.

Sedación superficial con medicación oral

Se trata de rebajar el nivel de ansiedad mediante fármacos de tipo benzodiacepinas y otros sedantes. Tal como nos explica el especialista, "puede ser una excelente opción en pacientes que presentan ansiedad frente a procedimientos menores y que deban sentarse en el sillón dental varias veces a lo largo de varias semanas o meses. Tenemos comprobado que si se administra esta medicación de manera sistemática en cada una de las visitas, se reduce la ansiedad anticipatoria del paciente, de manera que poco a poco el paciente "aprende" que ir a consulta no implica estrés ni ansiedad, y finalmente no resulta necesario el uso de esa medicación. Por el contrario, los pacientes que dicen "aguantar" sin medicación sedante y requieren varias visitas, "aprenden" que sentarse en un sillón es una experiencia estresante, y cada vez se ponen más nerviosos ante procedimientos cada vez menos invasivos per se.

Desconexión auditiva y visual

Como la percepción de lo que está pasando es vital en el proceso de ansiedad, usar unos auriculares con música o con sonidos relajantes puede ser una excelente opción, siempre que los cables o los propios auriculares no entorpezcan la intervención. Igualmente, mantener los ojos cerrados es una manera sencilla de ayudar a la desconexión sensorial.

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